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Mariana, Caterine, María Isabel y Oscar, son los más grandes


La gloria deportiva colombiana es olímpica. En los Juegos el país viene encontrando una expresión de alegría por sus logros en pesas, atletismo, boxeo, ciclismo, lucha, judo, taekwondo y en los primeros años con el tiro. Tres mujeres y un hombre nos enseñaron a combinar el verbo ganar con el oro. María Isabel, Caterine, Mariana y Oscar son los más grandes de nuestra historia que comenzó el fondista Hernando Navarrete en la prueba de 5.000 metros de Berlín 1936.

Este es su legado.


María Isabel Urrutia: Su oro en las pesas de 75 kg apareció entre la desconfianza de un sector de la prensa nacional que ridiculizó el desempeño de la delegación que tras irse en blanco en Atlanta 1996 arañaba diplomas olímpicos en Sidney 2000. En la madrugada de ese 20 de septiembre, el país probó ese primer triunfo dorado cuando la vallecaucana dominó la barra con 245 kilos en arranque y envión.


Mariana Pajón: En los Mundiales de BMX ya lo sabían. A la colombiana de 20 años le quedaban pequeñas las pistas con obstáculos en las que edificó su imperio de triunfos. A su colección de medallas en bicicleta le faltaba una olímpica que logró en Londres 2012. En 37.706 segundos terminó los 350 metros de su recorrido hasta el oro. El segundo para Colombia.


Su segunda olimpiada la encontró con un último año difícil. Lesiones y una caída en los Juegos Panamericanos de Toronto en 2015 le cruzaron en el camino la crueldad de la competencia. Medellín, su casa la regresó a las victorias. Ganó la prueba élite hace tres meses en la parada Mundial frente a Alise Post y Caroline Buchanan.


En Río 2016 con los nervios de acero sobre su manubrio y el corazón en quinta velocidad, cruzó la meta en primer lugar. Esta vez fueron 34,093 segundos de viaje hacia la gloria. Mariana lo hizo de nuevo.


Oscar Figueroa: Tres Juegos, dos medallas. Primero la de plata. Ahora la de oro. Pero antes el espíritu herido porque los discos atravesados por la palanqueta no salieron del piso en Beijing 2008. Nada lo derrumbó. Guerrero de raza levantó el oro en los 62 kg en uno de los momentos más emotivos. El primero de nuestros hombres en lucir el pecho dorado. Anunció su retiro con el deber cumplido.


Caterine Ibargüen: Dejó la vida para ganar su máxima obsesión. Sus triunfos consecutivos en la Liga Diamante y los Mundiales de atletismo la prepararon para hacerla invencible. Dio una prueba de carácter cuando la venezolana Yulimar Rojas clavó 14,98 metros en la pista de salto triple. Respondió con la fuerza de una campeona. Llevó la marca hasta los 15,17 que nadie más pudo batir.


Su coronación fue lo más emotivo. El estadio Olímpico de Río izó la bandera colombiana con el himno nacional de fondo por primera vez.


Gracias totales.

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