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¿Sabes por qué más rápido no es siempre mejor?


Cuando empezamos con un nuevo deporte abordamos la experiencia “sedientos” de progresos y con la ambición de sentirnos cada día mejor. Solemos caer en el error de pensar que más = mejor y por eso, aunque tengamos una planificación y un entrenador que nos equilibre las cargas de entrenamiento, son muchos los que se dejan llevar por su ímpetu y sus creencias y, o bien se pasan con los ritmos, o con el tiempo de carrera. ¿Estamos estancando nuestra progresión al no respetar las pautas del plan?


Como atleta puedo entender las ganas y la parte emocional que mueve a un deportista de querer ir más rápido que los ritmos marcados, pues yo misma he errado en este planteamiento y en mis inicios, mis entrenamientos no los evaluaba con objetividad sino que basaba su “eficacia” en la medida en la que terminaba más o menos cansada y aunque no teníamos GPS para consultar la velocidad de desplazamiento fuera de la pista, los datos de pulso permitían hacer una correlación que raramente respetaba. Algunos pueden llamar a esta corriente “machaquismo”.


Trabajar en la zona adecuada


Como entrenadora, hoy en día me doy cuenta de la dificultad de llevar a un atleta con esa motivación mal enfocada. Las ganas y el ímpetu pueden echar por tierra una planificación y progresión adecuada. El objetivo del entrenamiento no es llegar cansados a casa sino trabajar en la zona que corresponde según la planificación. Esto solo puede entenderse cuando dejemos de aplicar la lógica matemática 1+1=2 que en metodología del entrenamiento no aplica.


Todo corredor (o su entrenador), debe conocer su punto de partida, bien mediante test, pruebas de esfuerzo (altamente recomendable antes de realizar cualquier práctica deportiva) o resultados en competiciones y/o entrenamientos. A partir de estos valores iniciales, el entrenador puede diseñar unas velocidades y/o pulso en función de la zona que quiera trabajar (consumo, umbral, rodaje aeróbico). La intensidad del entrenamiento dependerá de la zona que se quiera “tocar” en la sesión y cada zona tiene diferentes tiempos de recuperación y una carga asociada diferente según el tipo de intensidad. Así pues, después de un día duro de series exigentes, es recomendable, tomarse un día de calma y “no forzar la máquina” puesto que es importante dejar al organismo que asimile el trabajo realizado (principios de sobrecarga y super compensación).


Respetar el descanso


Transmitir la necesidad de respetar los descansos o los ritmos en series es crucial para respetar el objetivo final del plan de entrenamiento. Cada sesión tiene un objetivo en sí mismo dentro del objetivo final, por lo que el entrenador marca un número de series a un ritmo determinado que irá modificando con el paso de las semanas. Respetando estas directrices iremos adaptándonos y adquiriendo capacidades específicas para nuestra prueba sin darnos cuenta.


El ritmo, así como las zonas de trabajo, no es un número exacto sino como su nombre indica, una zona. Si tenemos un trabajo de umbral planificado y equilibrado con otro tipo de entrenamiento durante lo que quede de semana, el convertir ese trabajo de umbral a una intensidad mayor por nuestras ganas mal entendidas, podrá derivar en sobrecargas o fatiga que de manera repetitiva en el tiempo, puede conllevar lesiones asociadas. Tampoco tiene sentido llegar fatigado a las series (trabajo específico o de calidad), por la decisión de haber querido endurecer el entrenamiento el día anterior (otra cosa es que nuestro entrenador haya planificado un entrenamiento “en fatiga”). Garantizar una recuperación adecuada tras cada entrenamiento, es esencial para poder mantener la progresión y continuidad en el entrenamiento.


Resulta imprescindible comprender de manera global las cargas de cada sesión y no perdernos en cada una de ellas. Para hacer este tipo de planificaciones existen profesionales, consulta siempre a entrenadores titulados y hazles caso, pues no se trata solo de rendimiento sino de salud y una lesión o interrupción de la progresión, suele ser producto de una sobrecarga o desequilibrio de cargas.


Al igual que alguien acude al médico y no se le ocurre administrarse más dosis para que le haga más efecto el fármaco recetado, haz lo mismo con el entrenamiento. Respeta el entrenamiento pautado y si tienes dudas o modificas sesiones, consulta con tu entrenador para que éste pueda equilibrar de nuevo las cargas de trabajo y reestructurar la semana, de manera que se respeten los principios básicos del entrenamiento y las consecuencias sean las deseadas y no otras.

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